Pieza integrante de Invasores Contemporáneos, proyecto comisariado por Julieta de Haro que pone en valor la capacidad de transformación, experimentación y conquista de nuevos escenarios del artista. Los creadores se convierten en invasores de las fachadas de emblemáticos edificios de Madrid: su acervo cultural o la vida de su interior se expanden simbólicamente hacia fuera desde una perspectiva contemporánea, como alegoría del tiempo pasado y presente.

Un flujo humano que circula por un mismo espacio, gente que entra y sale de él cíclicamente como metáfora de las dinámicas que se dan en el Museo del Prado y en la Iglesia de los Jerónimos. Museo e iglesia absorben ese tránsito de personas y dan respuestas a sus necesidades de observación y reflexión. Un tráfico humano que, desde la pandemia, contabiliza su aforo: un pre-sentimiento de aislamiento, de limitación para disfrutar de lo bello y lo trascendente.

Desde la fotografía digital, Alicia Moneva captura posados bajo un proceso secuencial de imágenes de un mismo espacio, usando la reiteración de sus personajes en movimiento como un mantra visual. Estampas que va multiplicando hasta llegar a una imagen celular que alude a un sentido de reclusión, de revelación intima. Con la suma de muchas de estas imágenes, como si de una matriz de fotogramas se tratase, su intención es mostrar el tiempo y el espacio en un solo instante.